miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una reflexión sobre el alcohol


Nos remiten nuestros compañeros del GREP-AEDN una reflexión sobre el alcohol que quiere compartir con todos vosotros. 

En el último número de la muy recomendable revista OCU-Salud (ocu-salud 93 Dic 2010/Ene 2011, páginas 10-14), aparece una interesante encuesta llevada a cabo por la Organización de Consumidores y Usuarios relacionada con el consumo y las actitudes frente al alcohol en España.

Resulta relevante destacar que la Organización de Consumidores y Usuarios se alinea con la Organización Mundial de la salud tal y como hizo en su día el GREP-AEDN: “cuanto menos alcohol, mejor”.

Nos permitimos incluir en este post unos pequeños “recortes” del artículo, para tentaros a que os suscribáis a OCU-Salud y tengáis acceso no sólo a este artículo, sino a toda la revista y a los contenidos de su web (www.ocu.org).

“Un 15% de la población desearía beber menos”.

“En la publicidad de las bebidas alcohólicas nos recomiendan un consumo responsable. Pero a nosotros nos gusta más la propuesta que hace la OMS de “cuanto menos alcohol, mejor”.

“No queremos dar a entender que hay un consumo seguro para toda la población. Tal vez sea más exacto hablar de consumo de riesgo bajo”.

“No hay una cantidad 100% segura” [de alcohol]

“Consumo seguro = CERO” [de alcohol]

Desde el GREP-AEDN nos señalan algo que los dietistas-nutricionistas no podemos olvidar cuando se trata de alcohol y salud: que los estudios que observan asociaciones entre el consumo “moderado” (entre comillas –porque deberíamos denominarlo “de riesgo bajo”-) de alcohol, y potenciales beneficios para la salud suelen no tener en cuenta que quien toma alcohol con “moderación” suele tener un estatus socio-económico mayor (hecho que se asocia, entre otros muchos otros factores,  a realizar más actividad física) que quien no lo toma de dicha manera. Además, los estudios que observan mayor mortalidad en abstemios que en bebedores “moderados”, deben tener en cuenta que los abstemios son significativamente más propensos a haber tenido problemas antes con el alcohol, a ser obesos y a fumar que los bebedores moderados y puntúan significativamente más alto que los bebedores moderados en los problemas de salud y en síntomas depresivos, entre otros potenciales factores de confusión. Todo ello se asocia a un mayor riesgo de mortalidad.

Los “factores de confusión” son, como se puede observar, considerables. Tal y como afirma Alison A. Moore, profesor de medicina y psiquiatría en la David Geffen School of Medicine at the University of California, Los Angeles, en una entrevista publicada en sciencedaily.com, ninguno de los estudios que ha examinado la asociación de beber alcohol con la mortalidad ha sido “experimental”, es decir, no hay estudios en los que un grupo de personas haya sido aleatoriamente asignado para tomar una cantidad concreta de alcohol, o a no beber alcohol. Todos los estudios han sido observacionales, lo cual significa que personas que toman una cierta cantidad de alcohol son comparadas con otras que no la toman. Como la cantidad de alcohol que toman los participantes no es controlada, y las características de las personas que escogen beber cierta cantidad de alcohol pueden ser muy distintas a las de quienes no toman alcohol, es prácticamente imposible demostrar mediante dichos estudios observacionales que el alcohol “causa” las reducciones en la mortalidad.

En cualquier caso, aunque el consumo “moderado” de alcohol ejerciese potenciales beneficios para la salud, desde el GREP-AEDN nos recuerdan que, tal y como señalan otros investigadores, los profesionales sanitarios no debemos promover dicho mensaje, ya que hay estudios que demuestran que dicho mensaje puede ser malinterpretado por la población y podría aumentar el número de alcohólicos y de problemas relacionados con el consumo de alcohol. Tal y como señala el informe más extenso y serio sobre dieta y cáncer, “From the point of view of cancer prevention, the best level of alcohol consumption is zero”.


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